Para comprender el cambio en el consumo de noticias, podemos ir a la idea de los 30 años. Surgida como eslogan durante el estallido social del 18 de octubre de 2019, se hizo carne con “no son 30 pesos, son 30 años”. Palabras que crearon una idea de cultura del abuso, creando un remezón en los actores políticos que se vieron obligados a acordar un plebiscito por una nueva Constitución.
A la calle
Una semana después del 18 de octubre, aproximadamente 1.2 millones de personas salieron al centro de Santiago para manifestarse . Asumían que lo sucedido no era fruto del azar, ni Cuba, ni Venezuela. Mas bien, era la reacción natural de ciudadanos cansados de remar contra un sistema que no les dejaba mucho espacio para respirar.
Si se revisa el material audiovisual de aquellos días, rápidamente se puede ver que, en gran cantidad, el nivel etario de las personas es joven. De hecho, la revuelta comenzó por los estudiantes que saltaron los torniquetes del Metro de Santiago, gritando que evadir era “otra forma de luchar”.
Del mismo modo, durante aquellos 30 años, hubo otras formas de informar o, más bien, las personas llegaban a la información de forma diferente. Años en que, gran parte de los asistentes a la marcha más multitudinaria en la historia de Chile, tal vez aún no nacía.
¿La tele miente?
El cambio en el consumo de noticias ha ido variando, pero la televisión sigue siendo el principal medio de información. La diferencia radica en que la juventud no está una hora inmóvil frente al televisor para ver el noticiero central.
Lo anterior bien se refleja en un artículo de opinión titulado Medios digitales 2017 en Chile: ¿el año en que tocamos techo? escrito por el periodista Christian Leal (2017), donde asegura que internet fue “el golpe de gracia” para la crisis de las estaciones de televisión, cuyo reinado en los hogares parecía indiscutible. “En el mundo de Netflix y YouTube, ¿a quién le importa llegar a tiempo para ver el noticiario central?”, afirma.
La evolución televisiva desde los años 90 hasta ahora sería entonces una buena forma de aterrizar la impronta poética de los 30 años. La batalla cultural fue dominada por el sistema neoliberal, que le permitía a las personas acceder a bienes materiales para todo tipo de necesidades. Desde ocio hasta salud, pasando por educación, vestimenta y cosas para la casa. Todo entraba en las mieles del libre mercado. Tal como decía el humorista chileno Coco Legrand, en un espectáculo estrenado en 1992, “pasamos del jabón Gringo al Camay sin intermediarios”.
Los años dorados de la TV
Durante los 90, los noticieros de televisión reinaban y los medios independientes perdieron fuerza ante la maquinaria transnacional que se instaló en Chile. Con ese cambio en el consumo de noticias, quedaron solo pasquines escritos de propaganda política, pero, en cuanto a lo audiovisual, la televisión dominó el escenario informativo masivo.
Figuras de televisión “tienen una mayor capacidad de penetración social en el ideario colectivo que los líderes electos” acusó Pablo Iglesias (2022), fundador del partido político Podemos, en el foro Medios de comunicación y conflicto político: interpretaciones, narrativas y acciones en contexto de crisis institucional. Según Iglesias, estos medios que “están en manos de la derecha” tienen mucho más poder que cualquier ministro, e incluso, que el presidente.
Aventuras noventeras
El regreso a la democracia se simboliza en un acto específico: el cambio de mando de Pinochet a Patricio Aylwin el 11 de marzo de 1990. En una transmisión especial, los noticieros desplegaron toda su producción para cubrir un hecho histórico, con periodistas en el Congreso intentando seguir el ritmo de la política partidista que había estado alejada de la televisión durante 17 años.
Se puede apreciar como la periodista Patricia Espejo entrevista al senador Mario Papi, y lo presenta como “estamos con uno de los senadores que participó en la elección”. Aquello se puede tomar como un lapsus, pero también denota como los noticieros estaban en pañales en cuanto a ciertos temas. Los años dorados de la tele comenzaban a marcha lenta.
Según el periodista Bernardo De la Maza, la escena de los 90 servía para fidelizar audiencias, ya que, “existían tres o cuatro canales nada más. Entonces, podías tener ratings de 30 o 40 puntos. Hoy es muy difícil, salvo casos específicos, como el festival de Viña”, declara.
Plata dulce
De la Maza es voz autorizada en el tema. Fue conductor, junto a Cecilia Serrano, del noticiero de TVN, 24 Horas, entre los años 1990 y 2004. Es decir, vivió la era dorada.
Sergio Viedma fue camarógrafo de TVN durante 20 años y le tocó vivir los años dulces en cuanto a recursos para el noticiero. Recuerda que en los 90 había siempre equipos disponibles para cubrir guerras, como la del Golfo. “Una vez estuve tres meses en Centroamérica, haciendo distintos reportajes para el noticiero. Robo de autos, pasos de inmigrantes, etc. Había presupuesto, ni te dijo los viáticos y la plata que gané”, recuerda.
«No lo vimos venir»
El cambio de década trajo consigo señales que, vistas con ojos de presente, dan cabida a otra premisa surgida en la revuelta de 2019: “no lo vimos venir”. Lo anterior también generó un cambio en el consumo de noticias.
La aparición de las redes sociales hizo que la gente “se informe de manera muy variada. Antes te informabas por dos o tres canales. Ahora son más de 10, más todo lo del mundo digital, Twitter, etc.” afirma Bernardo de la Maza, agregando que “las radios también se han convertido en canales de televisión que transmiten en directo. La televisión realmente ha perdido fuerza”.
Y la tele, ¿qué no vio venir? El periodista digital Francisco Artal afirma que “si uno ve los noticieros de los años 90 y los compara con los actuales, te das cuenta que el formato no ha cambiado nada, la entrega informativa sigue siendo la misma. Se sigue dando a las nueve de la noche con un mix de noticias que, de una hora y media, solo veinte minutos son realmente relevantes”.
Arremetida digital
Según Claudia Lagos, profesora de periodismo en la Universidad de Chile, fueron los medios nativos digitales aquellos que entregaron mejores coberturas durante el estallido social. “Ciper e Interferencia, enfatizaron precisamente lo que los medios tradicionales, especialmente la TV, omitían”.
Agregando que “los medios hiperlocales también cobraron más relevancia cuando empezaron las manifestaciones sociales en el país. Hubo un aumento de tráfico para medios hiperlocales como La Voz de Maipú, que se enfocaron en sus comunidades en la cobertura de la crisis.”
Larga duración
En 2010 un terremoto y tsunami azotó las costas de la zona centro sur de Chile, dejando más de 150 muertos. Desde esa fecha los noticieros de TV se alargaron y pasaron a durar 90 minutos. La coyuntura lo ameritaba, la gente quería saber lo que pasaba.
El terremoto pasó, y la réplica que quedó fue la duración de los noticieros, que siguieron con una hora y media e incluso más. Según el investigador Luis Breull, en entrevista con El Mostrador en 2013, “donde están las mayores platas es en el noticiario. No es negocio para tv abierta tener programación fuerte antes de las 20:00 hrs, todas las lucas están en el noticiario. Un noticiario de hora y media es una apuesta a abrir ventanas para la recaudación publicitaria que se puede aumentar desde un tercio hasta 50% más”.
Informar tragedias
Lo que partió como una forma de entregar más información durante una catástrofe natural, fue una forma de mantener a flote económicamente a los canales.
Según un estudio del CNTV de 2013, el contenido informativo seguía siendo de interés para las audiencias, señalando que, los programas de noticias o similares tenían una preferencia del 23,4%, seguidos por los misceláneos con 20,4% y los programas de conversación con un 13,1%.
El mismo estudio muestra que la oferta de los canales ofrecieron en mayor cantidad programas misceláneos, con un 16,7%, seguido de contenido informativo con un 16,3%, y series con un 16,2%.
Contenidos y formato
En 2022, la plataforma de straming Star Plus estrenó la serie “The Loudest Voice». Dicho programa cuenta la historia de la cadena de noticias por cable estadounidense Fox News, que, al 2019, era el canal prepago más visto de Estados Unidos con 2,5 millones de televidentes. Conocido por su tendencia a echar a correr noticias falsas, el canal es mostrado en la serie a través de los ojos de su director histórico, Roger Ailes, quien afirmaba que la gente “no quiere estar informada, quiere sentirse informada”. Siguiendo el razonamiento de Ailes, ¿cómo quieren sentirse informados los chilenos?.
Según datos de Kantar Ibope Media, en junio de 2022 un 95,7% de las personas en Chile usa una o varias redes sociales. A lo anterior, se suma que un 69% lo hace para informarse.
Periodismo digital
La televisión ha ido perdiendo terreno, siendo esto un fenómeno global. Lo anterior ayuda al cambio en el consumo de noticias. Un informe de Apache Digital indica que “la eficacia publicitaria también ha sufrido modificaciones, no solo por los cambios comportamentales y sociales de los usuarios, sino también por la llegada de nuevos modelos de negocio que han revolucionado la manera de consumir televisión, noticias y de relacionarnos con los medios”.
Artal afirma que “la llegada de nuevos canales de difusión, como las redes sociales, es uno de los factores que han generado esa ruptura o alejamiento de la televisión. El problema principal tiene que ver con el formato y con la falta de conexión que tienen los canales de televisión con las audiencias”.
Tal vez la foto de la familia sentada, estilo Los Simpsons, ya no es tan habitual, pero no necesariamente porque no nos guste la tele. La forma de los contenidos se ha estancado, mientras, tiktokeros como Artal News imprimen un dinamismo del cual la TV adolece.
Ecosistema digital y redes sociales
Según Cadem, en su estudio El Chile que viene: Medios y redes sociales, en el cual fueron encuestados cerca de 2 mil chilenos que tienen edades entre los 13 y 71 años, Instagram es la red social por preferencia para la Generación Z y la Millenials. Además, indica que durante 2020, entre un 35% y un 40% de la población chilena utilizaba esta red social, al menos, durante tres días a la semana. Mientras que en enero de 2022, su uso en el país aumentó a un 59%. A la vez, el mismo estudio revela que WhatsApp es la preferida para seguir noticias, con un 58%, seguida de cerca por Facebook (49%).
También se compararon las redes sociales con los medios de televisión abierta y paga para entender el cambio en el consumo de noticias. El 45% de los chilenos utiliza la televisión abierta para ver noticias. En tanto, un 42% de los encuestados utiliza televisión paga ya sea por cable, satelital o streaming.
A ese Chile llegó el estallido social en 2019. A una audiencia que diversificó sus canales para informarse y que fustigó fuertemente la manera en que la televisión entregaba la información.
¿Juventud informada?
Los jóvenes que marcharon, protestaron y se sublevaron en octubre de 2019, tuvieron símiles en 2001, 2006 y 2011. Impugnando al poder crearon una identidad que la sociedad de mercado después busca homogeneizar e, incluso, mercantilizar. El cambio en el consumo de noticias también es etario.
En ese sentido, la académica de la Universidad de Chile a cargo del estudio Consumo informativo juvenil en la era digital. Implicancias para el pluralismo y la democracia, Lorena Antezana, explica que el consumo de medios tradicionales decae en estas generaciones: “existe muy poco interés en consumir información periodística a través de medios establecidos o tradicionales. La televisión sigue siendo un medio de referencia para nuestros participantes, sin embargo, su consumo se limita a una exposición incidental”, agregando que “las redes sociales digitales, en especial Instagram y WhatsApp, son las plataformas informativas que emplean con mayor habitualidad”.
A juicio de Bernardo de la Maza, “es complicado para los medios hoy subsistir. Los canales de televisión están casi al borde de la quiebra o con pérdidas importantes, y, ante esto, los canales están disminuyendo los costos, por ende, el personal”.
Una cuestión generacional
Lo cierto es que las nuevas generaciones van dejando de lado las formas tradicionales de informarse. Ya sea por convicciones político sociales o simplemente por una cuestión generacional, estos grupos deambulan por la fauna digital y se sienten cómodos ahí.
Según Digital News Report, se observa un cambio en el consumo de noticias, las redes sociales han ido reemplazando a los sitios informativos en las preferencias de las audiencias jóvenes en general. Ahora, en 12 mercados el 39% de los nativos sociales (18 a 24 años) utilizan las redes como principal fuente, en comparación con el 34% que elige visitar un portal de noticias o una aplicación. Temas de estilo, imagen y dinamismo ayudan a que les parezcan más atractivas estas plataformas en desmedro de las tradicionales.
A lo anterior, se suma la percepción que tienen las personas jóvenes acerca de lo que es una noticia. En ese ámbito, prefieren la contingencia dura y hacer propios los valores que marcan a su generación.
Estallido fake
La gente cambió sus prioridades informativas y las redes tomaron por asalto a la tele. Según Digital Report 2022, el 39% de las personas de entre 18 y 24 años prefiere informarse por redes sociales. Otro signo de los tiempos son las noticias falsas: según NewsGuard, hay casi un 20% de noticias falsas en Tik Tok.
En Chile, tres días después del estallido social nace en Instagram Fast Check CL, sitio que se encarga de chequear noticias de distintas cadenas informativas. Según su fundador, Fabián Padilla, buscan “ayudar a las personas a leer información verificada ante el caos de la desinformación y la poca credibilidad de los medios”.
Los treinta años son una consigna, pero también fueron realidad. Las personas han consumido información que, necesariamente, pasó por el filtro de los medios. Durante los 90 dominaron los tradicionales, para dar paso a lo digital, que trajo consigo a las redes sociales con su inmediatez y desparpajo. Las formas cambiaron y, al parecer, la gente está ávida de eso. Tal vez, el chiste de Coco Legrand calza en la realidad de los informativos, que pasaron de lo tradicional a lo digital casi sin intermediarios.
Este artículo fue desarrollado como reportaje principal dentro del curso de Taller de Titulación de la carrera de Periodismo Vespertino de Universidad UNIACC durante el año académico 2022.