A volumen bajo: la realidad de la musicoterapia en Chile


Por Sebastián Arcos, Cristián Iriani, Cecilia Pardo y Gicel Pinilla

La musicoterapia en nuestro país se estudia a tráves de un postítulo que solo imparte la Universidad de Chile. Creado en 1999, este postítulo y según datos propios de la casa de estudios, ha permitido la especialización de más de un centenar de profesionales.

Al existir más musicoterapeutas en el territorio, se hizo indispensable crear un organismo a fin. En base a eso, en 2005, nace la Sociedad Chilena de Musicoterapia (Achim). Este estamento se creó para promover la terapia como tal, estableciendo parámetros de desarrollo y ética profesional.

Un festival sin público

La música tiene la particularidad de poner a trabajar el cerebro en su totalidad, por lo que su uso en el tratamiento de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer puede despertar sectores apagados por estos padecimientos.

Para el Ministerio de Salud este tipo de terapias pertenecen a las MCA (Medicinas complementarias/alternativas). Este tipo de categorizaciones se basan en el modelo «Colaboración Cochrane» (organismo internacional, del mismo nombre, que estudia los efectos de diversos procedimientos sanitarios).

Fotografía de agencia Shutterstock

Bajo este concepto, la musicoterapia no pertenece a las creencias intrínsecas del sistema de salud dominante de la sociedad. Hasta su última revisión, la terapia no alcanzó los requisitos necesarios para que se considerase en otra categoría.

Para la actual presidenta de Achim, Esperanza Marchant, esta terapia enfocada en la música sigue siendo “poco conocida en la idiosincrasia chilena como profesión de la salud y como terapia no farmacológica”.

Según indica Marchant, la musicoterapia requiere mayor difusión por parte de las autoridades, esto para poder otorgarle mayores alternativas a la población.

La presidenta de Achim aclara que la música como terapia puede producir efectos equivalentes a los tratamientos con fármacos, destacando que la musicoterapia es una alternativa que no obliga al paciente a consumir drogas para sobrellevar su enfermedad, facilitando la lucidez del afectado.

Melodías que suenan más fuerte a lo lejos

Chile colinda con un gigante a nivel mundial en musicoterapia, Argentina. Los transandinos, pioneros en este contexto dentro de la región, reconocen la terapia a nivel estatal. Esto permite que el estudio y la aplicación de la terapia en pacientes se desarrolle de manera formal.

En nuestro país la especialización se realiza en tres semestres. A los que se suma un cuarto si es que el estudiante necesita más tiempo en la investigación.

Para Carolina Muñoz, coordinadora del postítulo en musicoterapia de la Universidad de Chile, el siguiente paso se da con una práctica profesional de cinco meses y de ella deriva una memoria reflexiva sobre lo visto”

La profesional subraya que el compromiso de la institución “es ir documentando evidencias de lo que puede hacer la musicoterapia en distintos contextos a partir de lo que generan los estudiantes«.

En Chile existen más de 30 centros de salud que realizan sesiones de musicoterapia, entre ellos, el Hospital Regional de Concepción, Unidad de Medicina Integrativa del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Instituto de Neurorehabilitación Luis Krebs y la Clínica Indisa, entre otras.

Fotografía por agencia Adobe Stock

En el sitio de Achim se habilitó una casilla de contacto para quienes requieran atención o más información de la terapia. La herramienta busca poder acercar aún más estos servicios a la población.

A la espera de un amplificador

El camino para el reconocimiento de esta disciplina por parte del Minsal ha sido un proceso largo y engorroso, pues desde la cartera consideran que para esta postulación, se deben coordinar una serie de terapias alternativas para su estudio posterior, por lo que hasta ahora aún no existen avances por parte del organismo estatal.

También, «influye el contexto de los periodos ministeriales, como a veces las conversaciones se van pausando según los periodos políticos. Entonces, hay un tema de burocracia que hace difícil la relación”, según manifiesta Esperanza Marchant.

Con la llegada de un nuevo gabinete a La Moneda en marzo de 2022, los musicoterapeutas nacionales renuevan su ilusión de volver a establecer conversaciones con el ministerio y obtener así, la anhelada certificación que los incluya en el Código Sanitario chileno.

Hasta el cierre de esta edición se intentó contactar al Minsal sin éxito.


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